En un momento de mi vida, de cuyo nombre no quiero acordarme, pensé que estaría bien cambiar de trabajo y resulta que según Infojobs había un puesto perfecto para mí en Amazon de mánager de no se qué .
Lo que me atrajo no fue tanto el puesto como la empresa en sí.
Tenía curiosidad por saber qué se cocía allí dentro.
Entonces Amazon no llevaba tanto tiempo en España, Bezos aún no había enviado fotos de su pene a nadie, y era super guay poner en Linkedin que trabajabas allí.
Tras unas cuantas entrevistas por teléfono (zoom sólo era un botón en las cámaras de fotos) me llamaron a su cuartel general en Madrid para jugar la final.
Al entrar todo muy guay y un almacén enorme con un montón de gente de aquí para allá que me recordó un hormiguero.
También había arcos de seguridad muy guays, por si a la gente que trabajaba allí le daba por hacer un pedido sin entrar en la web.
En una pared había un slogan también guay: “Trabaja duro, diviértete, haz historia”. Me preguntaba cuál de las tres cosas eran verdad allí. Esa misma mañana lo supe.
Bien.
Mientras esperaba llegaron otros dos pardillos que aspiraban a la misma nómina que yo. Uno venía desde lejos, parecía cansado y no dijo nada. El otro sin saber por qué nos estuvo hablando del Tiguan que se acababa de comprar..
Me llamaron, me llevaron a una sala con una mesa grande y me explicaron cómo iba la vaina: Me entrevistarían 5 personas y sólo pasaría la prueba si todos me daban un like.
Empezaba la fiesta.
Cuando llevaba allí más de 2 horas satisfaciendo la curiosidad de todo el que pasaba por aquella sala se sentó en la mesa un mánager muy mánager que parecía que mandaba algo más que los demás.
Treinta y pocos, moreno, a tope de energía y muy fan del olor a Prime.
No me extrañaría que se hubiera tatuado la boca sonriente en algún sitio.
El caso es que más que entrevistarme me contó su vida y cómo había ido “subiendo peldaños” hasta llegar a tener 1.000 personas a su cargo en el turno de noche de nosequé almacén de Amazon en Inglaterra..
Supongo que esperaba impresionarme pero yo me tuve que contener.
Está bien dirigir equipos, pero 1.000 personas.. That’s too much!
Me confesó que había sido duro pero había merecido la pena. Ahí estaba.. mánager senior, tal y cual. Seguía sin saber qué significaba la palabra Domingo, pero ojo, trabajando por el día!!
-Wow!
Finalicé mi reverencia y me puse el sombrero.
Intenté decir algo, pero la verdad es que ese tipo me dejaba hablar poco. Dudaba si quería impresionarme o es que no tenía amigos.
Si era lo primero, efectivamente sus méritos me impresionaron.. pero para mal.
No sólo se había estado cagando en sus ciclos circadianos durante años, sino que además presumía de ello.
En aquel momento supe que prefería seguir al otro lado del login y que aquello no era para mí.
La confirmación vino en la siguiente y última entrevista.
Cuando les dije que lo de estar disponible a cualquier hora del día o de la noche, incluidos fines de semana o festivos, por si había cualquier problema o un pico de pedidos, como que no..
La chica que me entrevistaba abrió los ojos incrédula, como si estuviera viendo un fantasma.
En fin.
No sé qué se traen ahora entre manos los del kindle, pero lo que buscaban ese día era gente por y para el trabajo.
Y es que trabajar para vivir o vivir para trabajar ya no es un dilema.
Las nuevas generaciones lo tienen bastante claro. Vivir experiencias está por encima de poseer cosas.
Disponer de tiempo, por encima del dinero.
Y paz mental por encima del status o la altura en el organigrama.
Todo eso junto hace que su orientación al trabajo sea muy distinta a la de hace un par de décadas.
Poner el trabajo en la pole de tus prioridades ya no se lleva.
Cuando empecé a trabajar la jornada de 10 horas, sin contar el desayuno, era el estándar.
Hoy no hay millenial, ni centenial, que te aguante eso.
Y está bien que sea así.
Saludos,
Marciano Mánager
PD: Seguro que ficharon al del Tiguan.
PD2: La semana que viene te hablaré de tu aprendizaje, de cocineros y de beber del cubo.